EL DESEO NO DESAPARECE: SE TRANSFORMA

Pasados los 40 y más entrando en menopausia, muchas empezamos a preguntarnos qué pasa con nuestro deseo. ¿Es el estrés? ¿Son las dichosas hormonas? ¿La rutina? ¿La edad?

Todo eso puede influir, y mucho, pero igual nadie te ha contado que el deseo se transforma con el tiempo.

Como nuestro cuerpo, nuestra mente y hasta nuestra alma. Sigue existiendo. Pero es diferente.

Y aunque no es tan salvaje y automático, ese deseo transformado llega a ser más profundo, más sabio y mucho más libre. Te lo aseguro.

El deseo, como la energía, no se destruye: se transforma.

El deseo que evoluciona no nace solo de los genitales. Se crea con miradas, conversaciones y silencios. Con calma y sentimiento. Siendo seres preciados.

Es un deseo que no urge ni apremia, se elige. Y en esa elección inteligente, te permites ser libre.

Sí, está claro que la hormona impacta. Y la edad. Pero es más dañino el cansancio, el hartazgo de sonreír, cuidar, aguantar y fingir encajar.

A lo mejor es es tu momento de gritar un basta, de enfadarte y priorizarte,

Deja de comparar deseos. Deja de comparar tu cuerpo. Deja de «pasar pena» de una vez.

No has venido a este mundo a quedar bien: has venido a disfrutar. Y a hacer lo que te salga de… el deseo.

El deseo se transforma

 

 

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